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Amanjena, situado a escasos minutos de Marrakech, uno de los destinos más románticos del mundo, irradia una sensación de paz y tranquilidad atemporal que equilibra a la perfección el ajetreo de la medina cercana, un lugar legendario declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El resort, un oasis en tonos rosas rodeado de un paisaje de espectacular belleza, tiene vistas a las verdes calles del campo de golf Amelkis con el telón de fondo de las montañas del Alto Atlas y está repleto de espacios evocadores en los que se pueden celebrar los hitos más importantes de la vida.
Ya sea una cena íntima en el patio junto al murmullo del agua de una fuente o un banquete de bodas en una ornamentada jaima caidal, cada celebración privada en Amanjena está impregnada de las tradiciones del norte de África, y en los menús abundan las fragantes especias de esta tierra exótica.
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