Escrito por Kyoko Sekine
El bosque de Otemachi, que crece entre los rascacielos de Tokio, alberga un poder invisible que supera la imaginación. Es un joven bosque urbano que realiza las funciones de un bosque natural, esencial para las actividades sociales, la protección del medioambiente y el fomento de la biodiversidad del entorno. Para quienes visitan la ciudad o trabajan en el distrito comercial de Otemachi, un simple paseo por el bosque puede tener efectos relajantes y reconfortantes. El bosque, un oasis urbano, es un componente importante de Aman Tokyo y ejemplifica el espíritu de convivencia con la naturaleza propio de la marca.
El proyecto del bosque de Otemachi nació en la prefectura de Chiba, lejos de la ciudad. Con una cuidadosa selección de los árboles adecuados para este entorno urbano y de la mezcla de especies de hoja caduca y de hoja perenne (el 70 % de árboles tiene hoja caduca), fue tomando forma el plan para crear un bosque natural que no necesitase mantenimiento. El bosque se empezó a cultivar en el bosque de Kimitsu en el transcurso de tres años y luego se trasladó a su hogar en el centro de Tokio. No solo se transportaron los árboles, sino también la tierra hasta una profundidad de dos metros para garantizar el futuro de este excepcional proyecto.
El bosque de Otemachi no se creó únicamente para proporcionar un espacio de sombra de belleza natural. Más allá de estos beneficios, el proyecto nació del deseo de mejorar el área subterránea del edificio transformándola en un lugar luminoso rico en luz natural que mitigara el calor de la torre y contribuyera a prevenir los daños causados por las inundaciones.
Este frondoso bosque con una vegetación exuberante y grandes árboles, da cobijo actualmente a 13 especies de aves, 15 especies de saltamontes y 34 especies de mariposas, lo que promueve la biodiversidad en el corazón de la ciudad. También se han identificado varias especies de árboles globalmente amenazadas (Lista Roja).
The Café by Aman, rodeado de vegetación, domina el bosque y ofrece una nueva perspectiva en cada estación. En invierno, cuando caen las hojas, aparece un laberinto de ramas; en primavera, las hojas jóvenes brotan con un brillo deslumbrante; y en otoño, las hojas se llenan de cálidos tonos rojos, amarillos y dorados que inundan la terraza y transmiten una sensación de armonía con el extraordinario bosque.